Toda esta situación de incertidumbre que estamos viviendo a causa del Coronavirus me llevó a hacer una pausa consciente, y es allí donde me envuelve la necesidad de expresar lo que siento desde un lugar muy intimo al que yo llamo VOLVER AL ORIGEN.
Cuando paro puedo observar por un lado mis pensamientos mas catastróficos, mis miedos a la enfermedad, mis inseguridades, las preguntas sin respuesta y siento el vacio que todo esto me produce. También en este momento de introspección observo desde mi balcón a mi hija mayor haciendo una actividad física en compañía de una amiga, como quien comprende que para defenderse de este virus uno tiene que vibrar alto y que la actividad física es uno de esos recursos que tenemos a mano para switchear nuestros estados de ánimo. Escucho la guitarra de mi hijo desde la parte baja de la casa, hobbie o pasión quién sabe, y veo en este momento donde prima la ausencia de contacto , como sus brazos se entrelazan con su guitarra, rodeándola con todo el amor que tiene para dar a través de su música, y al abrir la puerta del cuarto de mi hija menor me sorprendo al verla cantando y pintando un rinconcito junto a la ventana con diferentes tonalidades de verdes, color que me envuelve de esperanza y me contagia creatividad.
Siento que la vida es todo esto que nos pasa en simultaneo, aprendí que los lados opuestos se influyen, se superponen y se afectan.
Mi cambio mas radical fue salir de la acción, que solo mira lo observable, al creer que el cambio esta en el problema para descubrirme sorprendida al darme cuenta que el cambio esta en la manera de abordarlo.
Hoy es un día para recordar, agradezco esta PAUSA que me permite compartir tiempo en casa porque siento tanto amor alrededor tanta pasión y tanta osadía que me conmueve y me hace conectarme con la escritura.
Coronavirus, te respeto pero no te tengo miedo.